FRACASO ESCOLAR



            En los últimos años ha surgido un creciente intereses y preocupación en la mayoría de los países por el fracaso escolar, un problema determinado por múltiples factores como el contexto social, la familia, el funcionamiento del sistema educativo, el trabajo de cada profesor y la disposición del propio alumno.
         La sociedad exige al sistema educativo que prepare integralmente a los sujetos para que puedan desenvolverse plenamente; para que esto sea posible, el Estado debe  regular el proceso educativo aplicando los principios de calidad y equidad; pero es la institución educativa, quien en su accionar diario debe responder a los requerimientos de la sociedad que la creó, ofreciendo una pedagogía que atienda a la diversidad.
Influencia en el ámbito escolar

          Hay estudios que certifican que niños  de padres con pocos estudios o recursos bajos, suelen repetir el patrón del sustentador de la familia,  siendo la clase popular la más afectada. Es fundamental  la implicación por parte de las familias. Como aparece en nuestra biografía:

Muchas veces me paro a pensar, si la pasividad de mis padres, referente a los estudios, es debido a que ellos tampoco estudiaron, y a lo    mejor por eso  no le daban la  importancia que tenía. Sé que ellos querían   que todos sus hijos estudiaran, pero  no eran nada riguroso, en ese   sentido.”  
   “No lo he vivido en mis propias carnes por así decirlo, pero sí es cierto que a mi alrededor  se han quedado numerosos alumnos  atrás, y en la mayoría de los casos por lo menos los que yo he podido observar, han sido por falta de atención de los padres hacia ellos."
           En muchas ocasiones  la familia más desfavorecida es la que le cuesta más implicarse con la escuela y participar en el desarrollo evolutivo del niño/a. A causa  de los problemas que acarrean, estos padres dejan de lado la educación escolar de sus hijos.
          Los profesores tienen que hacer entender  a los padres que, su participación es fundamental en el desarrollo de su hijo, tanto en el ámbito escolar, como en su vida en general. Tiene que existir  un diálogo  entre los profesores, padres y alumnos.  Gracias a la  comunicación por ambas  partes, los docentes podrán saber más a cerca de las familias y en el círculo social, económico, cultural en el que se mueven,  y así entender mejor el problema  que puede acarrear el niño. Como aparece en nuestra biografía:
“No recuerdo en todos mis años en los que estuve en el colegio, la participación ni la involucración de mis padres. Nunca participaron  en actividades, ni en talleres, ni en las fiestas de fin de curso, etc.”
          Los factores externos  materiales son bien conocidos y están vinculados a todo lo que se refiere a las condiciones de la vida de las familias y de los propios alumnos, particularmente el nivel de ingresos y las condiciones de  las viviendas.  Pero sabemos que los factores externos a la escuela que impactan  en los resultados escolares no son solo de carácter material. El capital  cultural existente fuera de la escuela tiene un peso decisivo en la determinación del éxito o fracaso escolar. Variables tales como el nivel educativo de los padres, particularmente de la madre; la valoración de la familia y de la comunidad acerca del éxito escolar, y el capital lingüístico han demostrado tener una significativa importancia en la explicación de los resultados escolares.

Deficiencia en la formación docente
          Estamos siendo testigos de la decadencia del profesorado. Los que llevan  muchos años  ejerciendo, tienen una especialización académica diferente, teniendo en cuenta la evolución tan vertiginosa que ha sufrido la sociedad. Tienen la experiencia de los años, pero en algunos casos la metodología no es la adecuada, unas   de las causas del por qué esta profesión hoy en día está en declive, es porque a estos docentes no se les ha obligado a actualizarse,  y estar  al día de las demandas que exigen los nuevos alumnos. Situaciones que hemos  podido comprobar como compañeros  del colegio que hoy en día son docentes, la formación con la que han salido de la facultad es escasa, incluso ellos lo saben. En confianza nos dijeron que, a veces  no se ven capacitados  para resolver hechos concretos, y que van aprendiendo sobre la marcha. Desde nuestro punto de vista eso no debería de ser así, porque tienes una responsabilidad  demasiado grande como dejarlo  sobre la improvisación.
          Incluso hay  profesores recién salidos de la facultad, que no llegan a transmitir a sus alumnos la motivación que estos necesitan. Creemos que otros  de los  grandes  problemas  de la formación de los docentes actuales, radica en que las instituciones que los forman, no han sabido desarrollarlos vocacionalmente, en muchas ocasiones la formación  que reciben es deficiente, a veces esto implica que los contenidos que les transmitimos a nuestros alumnos sean poco relevantes, ocasionando la perdida de interés para el niño/a.
          Es cierto que las nuevas reformas en el ámbito educativo, en concreto en la Universidad (el Grado), se llegan a impartir  muchas más horas de práctica, ya que esta carrera no se  concibe de otra forma. Es como si una persona que estudia medicina, no le dejan operar, nunca podría  llegar a tratar con personas físicas. Pues a nosotros nos pasa lo mismo.
           Como se ha mencionado antes, las prácticas son fundamentales para que sea un aprendizaje relevante, pero aun así, me parecen pocas. Deberíamos trabajar desde el primer año de carrera con niños, y no tener solo tres meses de prácticas en toda una carrera. Así no hay suficiente tiempo para aprender lo esencial, que es tratar con niños. Es imprescindible que nos  familiaricemos  con el trabajo en el propio terreno  de las  aulas. Estamos cansados de  escuchar a tantas y tantas  personas que trabajan ya como docentes que:”Todo lo que aprendáis en la facultad, no os va a servir para nada”.
          Esto es  muy desmoralizador, hace que te cuestiones muchas cosas a cerca de esta carrera, si al final cuando aprendes de verdad, es cuando te preparan en una academia para las temidas oposiciones. ¿Debería de ser así? ¿Para que nos esforzamos tanto por aprender?
          Creemos  que el sistema educativo, por muchas reformas que haya  tenido en cada nueva legislatura, no llega a ofrecer a los estudiantes de Magisterio la fórmula adecuada, donde  poder salir mejor formados, y donde darles una enseñanza de calidad  a la generación venidera. Como apreciación global del grupo, Estudiando ya la carrera de Magisterio, hemos podido encontrarnos con grandes profesionales de la enseñanza, con una gran pedagogía  y con una gran virtud en este ámbito. Aunque hubo algo que nos hizo  pararnos a observar y pensar; que estudiando dicha carrera, nos preocupa que docentes  que enseñan a otros futuros docentes, tengan tan mala formación, no lo digo por que tengan pocos conocimientos, hasta ahí no lo podemos  cuestionar, pero tienen una gran deficiencia en otros aspectos igual de importantes, como es la pedagogía, saber transmitir, crear un buen clima de clase, motivarnos, etc. Y eso  nos parece grave, creo que ellos que son ya experimentados, deberían de darnos ejemplo.

Docentes sin vocación
          Hablamos del profesor sin vocación, aquel que  estudia la carrera de Magisterio sin gustarle. Pensando solo en la remuneración que reciben o los días de vacaciones que perciben, o simplemente que,  la nota de acceso a la Universidad no le da para acceder a otra carrera  y  esto es sin duda es un mal comienzo. Esto  va a significa que en lo único que van a tener en mente estos docente es, ¿cuánto me queda por terminar el día?, y no  se centra en lo importante, que son los alumnos, a los que se le puede hacer mucho daño si no se le presta la atención adecuada.

          No entienden la responsabilidad tan grande que poseen, el  no ser consciente del papel  que desempeñan, de no comprender la necesidad y la relevancia de su actitud hacia un grupo de niños al que está poniendo en riesgo. No comprenden que  ellos son el  origen y el futuro de nuestra sociedad.  Como aparece en nuestra biografía:
 ”Recuerdo un día en clase de lenguaje, donde mi profesora nada más entrar en la clase ya estaba irritada, todas las preguntas le molestaban. Desde que entraba por la puerta, miraba el reloj cada 5 minutos, deseosa de irse. Era la viva imagen de lo no vocacional.”
          Estos maestros adoptan una postura académica negando el rol que deben desempeñar  y huyendo de su condición de maestro. No muestran interés por el funcionamiento de la clase. Siendo una profesión con tantas variables y posibilidades educativas, su metodología muestra una gran rigidez con poca capacidad de cambio  y con escasa o ninguna  autocrítica  sobre su trabajo, donde el docente pueda mejorar su calidad pedagógica. No se implican el los posibles proyectos del centro. Como aparece en nuestra biografía:   
“La profesora  nos amargó durante todo el curso. Cada día que teníamos clase con ella era un gran sufrimiento. Nadie la podía soportar, era muy desesperante y mal hablada. Los exámenes eran muy difíciles y además sus explicaciones eran muy básicas.”
          Esto hace mermar la curiosidad de los niños y,  por  lo tanto,  frenar su desarrollo. Además, su negatividad y pasotismo contagia a los alumnos, creando un círculo vicioso, que puede ocasionar el abandono de los estudios. Estos profesores no se dan cuenta del privilegio y la responsabilidad que tienen en sus manos, nosotros vamos a formar la población del futuro, a los médicos que nos van a curar, a los policías que nos van a proteger o los barrenderos que tendrán nuestras calles limpias, entre otros oficios, así que deberían de  pensar mejor ¿qué es lo que están haciendo en sus aulas?, y a los futuros docentes decirles que si realmente esta profesión no la han elegido por vocación, todavía están a tiempo de cambiar su rumbo. Como aparece en nuestra biografía: 
Al entrar en esta carrera, no sentía esa vocación de la que todos hablan pero, poco a poco, he ido entendiendo esta profesión, gracias a  los grandes docentes que me han tocado, y me han sabido transmitir el amor y la dedicación que hay que tener para trabajar en esto. Ahora mismo no concibo mi vida sin el futuro que ya me he planteado,  ser maestra, y estoy muy agradecida por ello, y espero ser yo también ser  un referente para mis futuros alumnos.” 
 “Tengo que destacar una profesora que me lo hizo pasar un poco mal, era mi tutora y profesora de lenguaje. El primer día de clase  me soltó esta fresca. “Señorita Benítez Labrac, otra más, ¡qué bien, ¡ ahí dije yo, vaya año que me espera”, y dijo: Espero que tú devuelvas los libros y no hagas como tu hermano, que sabe Dios lo que hace con ellos”, ahí me quise morir, me sentí humillada y avergonzada con todos mis compañeros riéndole la gracia.”

Metodología inadecuada ( pérdida de motivación)
          Muchas veces hablamos del fracaso escolar por motivos dispares, a lo que académicamente se refiere fracaso escolar es el hecho administrativo  de no lograr el título académico  mínimo o como no alcanzar  cierto nivel  de conocimiento, pero creemos que uno de los pilares fundamentales para que una persona continúe con sus estudios es la “motivación”. Todos los aspectos de la vida se mueven a través de  esta. Unos de los puntos por los cuales los alumnos pierden el interés por los estudios, es por una metodología que no  les llega a los alumnos. Como aparece en nuestra biografía
” Iba al colegio sin ganas y desmotivada, nunca supe el porqué, yo solo pensaba que era floja y no valía para estudiar. Con el paso del tiempo me he dado cuenta que soy capaz de hacer lo que me proponga y que parte de mi fracaso escolar se lo debo a mis grandes profesores que nunca supieron atraerme e involucrarme en las actividades que se hacían.”
          Donde debemos buscar la causa de tal desmotivación. ¿En los contenidos curriculares que se imparten? ¿En la desvalorización del esfuerzo que caracterizó a otras generaciones? ¿En la conciencia de que el estudio ya no es garantía de trabajo? ¿En la obligatoriedad de unas enseñanzas en las que el alumno no ve su utilidad? Como dice en el artículo manifiesto pedagógico (2008): “Pero los estudiantes fracasan, precisamente, porque el modelo de enseñanza transmisivo y tradicional, y no otro, no provoca en ellos un aprendizaje duradero y de calidad.”
         La respuesta a estas preguntas  no es fácil, nos atreveríamos  a afirmar que el 80 % de los profesores atribuirán la desmotivación a factores ajenos a ellos mismos. ¿Dónde está el motivo principal? No es infrecuente atribuirlo a los padres, a los programas, a la Administración, a los centros, al ambiente; pero mientras pensamos así, no asumimos la parte de responsabilidad que nos corresponde. Como aparece en nuestra biografía: 
“Nunca me he sentido atraída por el colegio, ni por ninguna materia. Pensaba que era yo, la que  no tenía ningún  interés y ya está. Ahora  que soy mayor, me he dado cuenta de que no es así, sino  que, la metodología que utilizaban entonces, no era la adecuada, no me atraía, no propiciaba  el trabajo en común, ni nos pedían que  investigáramos a cerca de las materias. Era una enseñanza unidireccional, con el único fin de llenar nuestras cabezas vacías de contenido nada funcional para nosotros.”
         Una vez conseguida la motivación de alumnos, todo lo demás es posible, porque crece su entusiasmo, su confianza y  se crea una aspiración, algo que es fundamental para ir creciendo en la vida. Está  constatado que los alumnos que fracasan en los estudios, son niños a los que no les  han sabido motivar.

Profesor autoritario

       
     Docentes que han vivido en un ambiente de  dictadura y sumisión, llegan a reproducir las mismas actitudes con sus alumnos, creyendo que esta relación con los niños, de sumisión  y  la obediencia sin ningún tipo de reproche, es el método adecuado.
          Hoy en día este tipo de actitud del profesorado no sería válido, al ser totalmente  incompatible con los nuevos valores, como la igualdad, tolerancia, democracia, libertad, etc., los cuales estamos obligados a inculcar a las nuevas generaciones. Como dice Beck (1999):“Las alumnas y alumnos de hoy en día nacieron y aprendieron a vivir en ambientes en los que la palabra democracia aparece por doquier”  o como salen en nuestras biografías:
 
“Un día le reproché al profesor de lengua una  actitud que realizó delante de todos mis compañeros de clase, contestándome de manera despectiva y con soberbia, que él era  el que mandaba en el aula y que si no me gustaba, ya sabía donde estaba la puerta.” 
“Recuerdo a un profesor de gimnasia que nos daba  miedo, siempre serio, nunca veías en el un mínimo de afectividad  hacia los alumnos e inmensamente estricto. Un día realizando un salto al potro  me caí, y ni en ese momento que me sentía mal, avergonzada y dolorida, no note ni un ápice de cercanía.”

Desmoralización del profesorado
          Una de las notas que llama la atención en el sistema educativo, especialmente en la red pública, es la constatación de un profesorado que no se siente a gusto. La palabra desmoralización surge inmediatamente que alguien conversa con un grupo de docentes. Hay muchos factores que hace que se produzca esta sensación, la preocupación de los profesores de no saber cuál es su función, es decir, ¿la labor del docente es transmitir conocimientos de una manera unidireccional  de los contenidos? O por el contrario, ¿hacerles partícipes   el en aprendizaje, realizando investigación, trabajaos en grupo… en definitiva un aprendizaje significativo? Esto es debido en gran medida por las numerosas transformaciones que se están produciendo en el presente en el ámbito educativo.
          La vocación  por la profesión también tiene un gran peso para explicar este sentimiento, se está perdiendo la identificación,   ilusión y compromiso con la escuela y la comunidad, y una falta de orgullo hacia la profesión.  En otros tiempos estábamos mejor valorados, ahora esta figura del docente se a eclipsado por otros términos como vividor “Descansáis  3 meses al años, trabajáis  cinco horas a la semana y encima os quejáis” comentarios tan comunes que apisona toda tu labor en un momento.
        La  pobreza de las políticas de actualización cultural y psicopedagógica del profesorado. Como aparece en nuestra biografía:
”Recuerdo un día que estaba realizando una tarea que me habían mandado del colegio,  y no sabia continuar, estaba bloqueada. Mi madre se puso conmigo para  echarme una mano, cuando vio la actividad que estaba haciendo se puso a reír y dijo: ¡Si estoy lo daba yo cuando iba al colegio!, en ese momento no le di ningún tipo de importancia, pero ahora lo pienso, y veo el gran desfase cultural y pedagógico que existe.”
          El país no puede, no debe permanecer pasivo ante los acontecimientos mundiales, debe tener una participación activa en la construcción y desarrollo de un mundo nuevo, sin perder de vista sus peculiaridades culturales y, uno de sus elementos esenciales para lograrlo son los educadores, aun cuando subrayamos que no es el único responsable.
          La  autonomía docente queda diluida o borrada por la administración  de la escuela. Cada vez la enseñanza está más condicionada y regulada, el currículo, la evaluación, los tiempos, los espacios, la organización y funcionamiento de los centros, etc.,  quitando la libertad  a los  maestros y a las comunidades educativas para realizar proyectos educativos, como aparece en nuestra biografía:
 
Cuando cursaba 6º de primaria, vino un inspector a mi clase para ver como la profesora se desenvolvía y estas cosas. Era una profesora distinta, su forma de transmitirnos los conocimientos era mucho más práctica. Podía parecer una clase caótica, todos armando follón, pero ella lo tenía todo controlado. Recuerdo que a raíz de esa inspección la metodología en la clase cambio y para peor. Pienso, ahora que comprendo más cosas  que, se le corto las alas, y que seguramente le obligaron a seguir el camino que la mayoría de profesores      rec­­­­­­­­orrían.”
      La falta de apoyo y una notable desprotección desde los propios servicios de inspección escolar, casi exclusivamente  interesados en cuestiones burocráticas y de sanción. Es llamativo el abandono por parte de las inspectoras e inspectores de educación de las funciones que la ley les impone, en especial de todo lo relacionado con la colaboración y el asesoramiento en procesos de innovación y reforma pedagógica.
     La ausencia de una cultura democrática en la vida y gestión de los centros y aulas escolares. Centros y aulas escolares. La participación de las familias e incluso de una parte significativa del profesorado no acostumbra a ser una práctica habitual, algo que se agrava enormemente en el caso del alumnado, el colectivo más ausente en cuestiones de gestión y participación en la vida cotidiana de los centros y de las aulas. Como aparece en nuestra biografía:
”En la época en la que yo iba a la escuela no recuerdo la involucración de mis padres en ningún tipo de actividad, no tenían en cuenta  a los padres. Ellos  solo existían cuando tenían que recoger las notas o para ir  una vez al año a  alguna tutoría.”
      Algo que incide seriamente en la desmotivación y queme docente es ver cómo el sector de profesoras y profesores más trabajador y comprometido con la vida cotidiana en los centros no ve reconocido sus esfuerzos en pro de las innovaciones pedagógicas.




Referencias
·      - Ulrich BECK (1999)”  Buenos Aires. Fondo de Cultura.
·      - La formación y la actualización de los docentes.  Herramientas para el cambio en educación. María Eugenia Paniagua Setiembre ( 2004)
·       -Malestar docente: La autoestima del maestro. http://www.estres.edusanluis.com.ar/2011/09/la-autoestima-en-el-maestro.html
·       -Cero en Conducta apoya el Manifiesto ,Consulte el documento y las firmas en www.redires.net

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